07 febrero 2014

Zimbabwe: ¡No solo en Botswana hay aves!

Nada es para siempre siempre, y ya había llegado el final de nuestra aventura en Botswana... ¡Qué lástima sentíamos todos! Después de hacer un magnífico game-drive de mañana en el Chobe, salimos del Parque para dirigirnos a Kasane y cruzar la frontera... ¡para entrar en Zimbabwe! 
Adiós a las pistas de tierra y hola de nuevo al asfalto: aquí ves a un rebaño de antílopes damaliscos nada más salir del Parque, cruzando la carretera como si tal cosa
 Entre lágrimas nos despedimos de parte del grupo que se quedaba en Botswana para volver a Maun, nosotros entramos en Zimbabwe y fuimos a la ciudad de Victoria Falls, donde pasaríamos la última noche de nuestro viaje... ¡y desde el balcón del hotel, esta joya!
Otro cálao nuevo, el cálao coronado (Tockus alboterminatus) , uno que ni sabía que existía hasta mirarlo en la guía... se parece mucho al cálao de Bradfield, que es muy tímido y discreto... éste, por el contrario, estaba tan contento en un arbolito del jardín: ¡vaya sesión de fotos le hice en un momento!
 Echó a volar y pensé que lo había perdido... pero lo que hizo fue bajar al suelo a comerse esta especie de frutos que encontraba
Desde aquí apenas me veía por el ángulo, así que el pobre cada vez que oía un disparo de la cámara miraba a todos lados buscando ese extraño sonido: gracias a esa postura que puso puedes ver el encaje de su pico que parece una sierra
 A la mañana siguiente, nuestra última mañana en África, fuimos a acabar por todo lo alto el safari: las Cataratas Victoria. Ya estábamos allí al amanecer, y me impresionó mucho el exuberante bosque tropical que se forma gracias a la humedad de las cataratas
 Pero como era la estación seca, la parte más externa del bosque se había secado: ¡así que el fondo le iba perfecto a este bengalí de Jameson (Lagonosticta rhodopareia)!
 Estaba lleno de pajarillos: ¡este apalis de pecho amarillo (Apalis flavida) no paraba quieto un segundo!
Pero seguramente el más extraño es el barbet acollarado (Lybius torquatus). Resulta que los barbets están muy relacionados (y a veces se incluyen en la familia) con Ramphastidae: ¡es decir, los tucanes!
Pero si el bosque era impresionante, esto era sin palabras, de verdad. Jamás había sentido nada parecido a acercarse al cañón de las Cataratas Victoria. Apenas había amanecido, y por eso no se veía casi nada. Según llegábamos, decidí cerrar los ojos, acercarme y abrirlos una vez delante...
 Ya te lo puedes imaginar... indescriptible. El ruido, la altura, la humedad: meses después lo pienso y me sigo sobrecogiendo
¡Y esto es la estación seca! Verlo en la época de lluvias debe ser algo ya de otro mundo... ¡Desde luego, es una de las 7 maravillas del mundo por algo!
Y las cataratas no solo tenían agua: también había una diversidad de aves al nivel de su geología: los cálaos trompeteros (Ceratogymna bucinator) volaban por la garganta de la cascada bajo la "lluvia" del río
Y quiero acabar esta serie de entradas sobre Botswana y Zimbabwe con un avistamiento inolvidable que tuvimos en un mirador de las Devil´s Catarct (la Catarata del Diablo), a la izquierda de la imagen
¡¡Un turaco de Schalow (Tauraco schalowi)!! Al principio estaba oculto entre las hojas y no se le veía bien, pero desde luego el shock fue tremendo. Siempre había visto los turacos en las guías de aves, y pensaba: "quién viera uno...".
¡El blanco del fondo no es otra cosa que la catarata! 
Y entonces saltó y se posó en una ventanita natural del árbol, con la luz del amanecer perfilándolo y la cascada al fondo. ¡No daba crédito! 
Vaya sensación poder despedir así estos inolvidables 10 días... no me canso de hacer zoom para ver cada detalle de esta esquiva y tímida ave forestal
¡Y tan pronto como había llegado, dio un saltito y se perdió en el bosque!
No lo volví a ver...

¡Y colorín colorado, este safari se ha acabado! Ese mismo día cogimos el avión que nos llevaría de vuelta a Madrid... irse fue verdaderamente doloroso: aunque cuando vas a África, te gusta tanto que ya empiezas a planear tu siguiente viaje, jejeje. Ojalá algún año pueda repetir esta experiencia que todo el mundo debería vivir alguna vez en la vida. 
Pero si te has fijado, notarás que en todas estas entradas de Botswana falta algo... ¡he dejado lo mejor para el final! 
Más en el siguiente post...

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