25 mayo 2014

Una mañana en el hide del primillar

Era sábado y por fin había llegado el día que tanto había esperado, esa mañana íbamos a salir de Madrid en dirección a Toledo a un lugar llamado El Bercial, un centro de turismo ornitológico que se ubica en una gran finca dedicada a la observación y fotografía de aves. Todavía era muy temprano cuando llegamos al lugar (un paisaje precioso, con arroyos y dehesas mediterráneas) y empezó la diversión. El primer lugar que me tocaba visitar era un hide para cernícalo primilla, una pequeña caseta ubicada justo al lado de un caserón abandonado donde cría una colonia de estos animales: ¡diversión garantizada! Fue entrar, cerrar la puerta, poner el trípode con la cámara y ¡Zas! Premio:

Se trataba de una hembra de cernícalo primilla (Falco naumanni), que estaba posada en el tejado del caserón a apenas 5m de mí... la verdad es que mi primera reacción instintiva fue quedarme inmóvil no se fuera a espantar, pero por suerte el cristal que nos separaba era un cristal espía, es decir que yo lo veía como un cristal transparente pero desde fuera sólo se ve un espejo

Desde luego que la técnica funcionaba: ¡no tenían ni idea de que yo estaba ahí dentro! Me puse manos a la obra a preparar los objetivos, ajustar el trípode, etc... al principio sólo vi estas dos hembras...

 ... y cuando se metieron bajo las tejas a incubar, hubo un rato en el que no había ningún primilla en la zona. Lejos de desanimarse, estos momentos son ideales para centrarse en otros vecinos del primillar. Ésta tórtola turca (Streptopelia deaocto) se adueñó del posadero más fotogénico

Los gorriones comunes (Passer domesticus) pueden parecer poca cosa por lo habituales que son, pero nada más lejos de la realidad: toda una belleza, ¡y ahora que tienen el plumaje nupcial están de libro! Este macho posó en una teja a apenas 2 metros, estirando el cuello y con la luz dándole de lleno en la gorguera negra


Aunque los verdaderos cantarines del caserón eran los estorninos (Sturnus unicolor), que se desgañitaban al amanecer... entre su plumaje desaliñado y el viento que hacía esa mañana, daba una imagen de lo más curiosa

Pero el primillar no se detenía, y a los cinco minutos de esconderse las hembras, aparecieron más cernícalos: ¡pero esta vez era un macho! El primero en posarse estaba en el otro extremo del tejado, un pelín lejos...

... y de repente veo como viene otro volando y se posa justo al lado del hide, a unos 4 metros. Menudo susto, ¡no me lo esperaba tan cerca! Es cuando ves a los animales a esta distancia que verdaderamente los disfrutas, cuando puedes apreciar todos los detalles del animal: las fosas nasales, las plumitas moteadas del pecho, los párpados amarillos, etc. 

La actividad seguía aumentando, y ahora había llegado otro primilla que se cernía sobre el tejado: el viento le frenaba y estuvo unos segundos flotando en el aire, tiempo justo para sacarle una ráfaga en vuelo

Fue hacer la ráfaga del vuelo, mirar otra vez al que estaba cerquísima y ver que se había bajado al tejado: ahora sí que estaba precioso, hay que ver qué pose tan elegante adoptó. En inglés el primilla se llama "lesser kestrel", "cernícalo menor". Sin embargo, viéndolo así de cerca, no parece pequeño en absoluto

De repente veo como otro macho llega a la colonia y se empieza a cernir justo delante: ráfaga al canto, cruzar los dedos porque haya quedado enfocado y... ¡bieeen! Esta vez hubo suerte

Los estorninos y gorriones también seguían de lo más activos: éste se posó en un bonito posadero y se puso a aletear y a chillar con todas sus fuerzas

Los gorriones también están en plena fase reproductiva, de hecho dos llegaron a aparearse justo delante del hide. Como ves, la actividad era constante entre unas cosas y otras

Aquí ves cómo de concurrido está el tejado, en el Bercial cada espacio se aprovecha... a diferencia del cernícalo común, el primilla no se queda en Europa todo el año, sino que pasa el invierno en África... ¡aunque estos fueron tan tempraneros que en febrero ya habían llegado!

Como buenos depredadores, son muy inteligentes: ya que una parte importante de su dieta son los insectos, en algunos lugares han aprendido una nueva técnica de caza: la luz artificial. Cuando se hace de noche, no todos los cernícalos se van a dormir, sino que algunos han descubierto que alrededor de las farolas y focos se forma una enorme nube de insectos: ¡así que allí que van!

Este macho se preparaba para entrar en su nido, y es que según avanzaba la mañana iban trayendo más y más cebas a las hembras que estaban incubando bajo las tejas

Un ejemplo lo pude ver cuando un macho se posó justo al ladito del hide, en el borde del tejado...

-¡Kiaak!- Una llamada al interior de la teja y...

¡Tará! Allá que emerge la hembra, posando genial para la foto de retrato familiar: ideal para comprobar el dimorfismo sexual de los cernícalos

Uno de los problemas que les trae criar bajo tejas es que son susceptibles a los ataques de unos vecinos de tejado: las grajillas. Estos córvidos son muy inteligentes y pueden llegar a causar un gran problema a los cernícalos. La competencia de estas dos aves hace que las grajillas se pongan en la entrada de la teja cuando viene el primilla con comida para los pollos, de tal manera que el cernícalo tiene que esperar a que se aparte la grajilla... ¡o arriesgarse a que le quite la comida del pico! Afortunadamente en muchos lugares la cría de la grajilla ya ha terminado para cuando están los primillas, y la competencia disminuye

 Uno de los momentos más especiales de la mañana fue cuando este macho volvió al primillar con una presa muy especial: ¡una musaraña!

Menuda escena, desde luego los primillas son unos cazadores implacables: aquí le ves sujetando su siniestro trofeo justo antes de llevarlo a la hembra

 Y para terminar la mañana a lo grande, una última ceba espectacular... ¡llegó un macho con una escolopendra recién cazada!

Y se la dio a la hembra, que estuvo un buen rato sujetándola en el pico: ¡no me lo podía creer! 

Y al final la pareja posó de lujo en las tejas de El Bercial, a una distancia ideal y con una bonita luz matinal: ¡el final ideal de una sesión ideal!

Y esto fue solo el primero de los hides de ese día: todavía teníamos muchas horas por delante ¡y había que aprovecharlas! Más en la próxima entrada...

15 mayo 2014

Noticias frescas de los martines pescadores madrileños

Todo el mundo dice que el martín pescador es un ave relativamente abundante y fácil de ver, y una vez localizada, de fotografiar... ¡no es eso lo que me ha pasado a mí! A pesar de llevar años viéndolo en la guía de aves, soñando con ver uno y buscándolo siempre que pasaba cerca de un río, no fue hasta hace un par de años que vi mi primer martín, en el Jándula (Andújar). Desde entonces vi alguno que otro, pero el verdadero descubrimiento fue que llevaban todos esos años muchísimo más cerca de lo que creía: ¡en la Casa de Campo de Madrid! Desde entonces ha sido un espectáculo del que cada día me sorprendo. Especialmente estas últimas semanas han sido bestiales, aquí dejo algunas fotos:

 La hembra de martín pescador (Alcedo atthis) controlando su territorio... la verdad es que la he visto ya tantas veces que ha pasado a ser casi de la familia, ¡desde luego poder llegar a conocer así a un martín pescador era un privilegio impensable para mí! 

 ¡Y lo mejor es que es que la pareja de martines ya ha sacado adelante por lo menos un pollo! Me sorprendió porque es bastante pronto, pero desde luego que viéndolo no cabe duda que lo es. Aquí está en uno de sus posaderos preferidos arreglándose el plumaje

Aunque puede volar por sí mismo, sus esforzados padres le siguen trayendo pececitos... aquí ves al macho con la comida recién capturada listo para llevársela 

Comprobé que era una zona donde les gustaba mucho posarse, así que esta semana busqué un ratillo al mediodía para irme al arroyo y me senté con la red de camuflaje para ver si venían: ¡no me lo podía creer, a los escasos segundos estaba el pollo! Pero por desgracia solo me dio tiempo a sacarle dos fotos antes de que se fuera... yo ya contaba con que eso era todo cuando...

 -¡Tsiiiiit!- La llamada del martín pescador, me quedé inmóvil y cuando miro a través de la ventanita veo en la rama más cercana de todas una mancha azul fosforito... me quedé petrificado, me daba miedo hasta disparar por si se volaba... una foto, otra, otra, un vídeo... ¡está aguantando!

 Y tanto que aguantó... durante casi 3 minutos estuvo ahí delante, a seis metros... lo que pude disfrutar no tiene nombre, vaya sensación: ya no tanto por las fotos sino sólo por estar tan cerquita. Puedes ver que es la hembra famosa, la clave para diferenciar los sexos es el color de la base del pico: si es rojo hembra, si es completamente negro, macho

Pero la mayor novedad ha sido éste martín... no es de la familia que os acabo de enseñar, sino que vive en otro punto de la Casa de Campo que descubrimos hace poco. Aquí le ves en un entorno de lo más primaveral

Y aquí a su pareja, la hembra, analizando la superficie del agua en busca de alguna presa. La verdad es que descubrir esta otra pareja fue un notición para mí, estaba que no me lo creía. Quién iba a decir que en la Casa de Campo, en pleno Madrid, hubiera semejante animal. Y no una sino al menos dos parejas: increíble

Pero lo más memorable de todo fue una sesión con la red de camuflaje que les hice a los del nuevo territorio... éstos son muchos más desconfiados y habrá que ganárselos, pero desde luego esta sesión que me dieron fue inolvidable

Al poco tiempo se presentó la hembra, con una luz que permitía ver cada detallito de las plumas... cuando hice esta foto estaba casi catatónico del shock, menuda impresión ver semejante joya en tan buenas condiciones, pero lo mejor estaba aún por llegar... 

¡De repente aparecieron dos martines como flechas en el encuadre! Bueno, no hace falta ni decir la emoción que sentí en ese momento, yo bajo la red y a apenas cinco metros la pareja de martines... de verdad, lo de "sin palabras", pero literalmente

Y tan pronto como llegaron se marcharon, ésta es una típica foto del "casi"... casi queda a foco y casi queda nítida: ¡casi!

Y con esta foto acabo el noticiario martinil, con los martines del primer territorio habiendo sacado mínimo un pollo y la segunda pareja en proceso de traer pececitos a sus pollos en el nido... habrá que seguirlos vigilando a ver cómo avanza la primavera... ¡continuará! 

10 mayo 2014

¿Las "ratas del aire"?

Seguro que alguna vez has escuchando a alguien que, viendo una bandada de palomas domésticas, dice: "mira esas ratas voladoras". A mí al menos me ha pasado, ¡y me pone enfermo oírlo! Es uno de los casos más llamativos del conocido como "racismo zoológico": discriminar otras especies que no sean la nuestra. El caso es que esta semana me encontré con una curiosa escena desde el salón de casa: en la jardinera de otro piso suelen criar las palomas, y resulta que, como es época de celo, había dos machos en una pelea tremenda por el territorio. Viéndolas tan de cerca me llamó la atención lo espectaculares que eran y me puse a buscar información sobre si en realidad son o no "ratas con alas":

 Éstos eran los dos contendientes, dos machos en plena forma de paloma doméstica (Columba livia), uno con una coloración idéntica a la paloma bravía (forma original de la que proviene la doméstica) y otro (a la derecha) con un color más oscuro, una de las muchas razas de la paloma doméstica

Lo primero que la mayoría de la gente parece olvidar al despreciar a las palomas domésticas es eso, su propio nombre, "domésticas". Y se llaman así porque, hasta hace unos años, lejos de ser una "horrible plaga", las palomas eran unos grandes vecinos y aliados de los humanos 

 Una de las grandes virtudes de la paloma es su extraordinario sentido de la orientación: durante siglos las palomas eran usadas como fiables mensajeras, y hace poco se hizo un experimento en Sudáfrica que consistía en mandar 4Gb de datos a 60 millas... Se mandó a una paloma con un USB que contenía los datos, y a la vez se empezó a subir a Intenet via banda ancha: ¿Qué llegaría antes, la paloma o la banda ancha? ¡La paloma! Tanto que su gran sentido de la orientación hizo que para cuando entregó el USB, solo se había subido el 4% de la información en el ordenador

Además son unas aves muy inteligentes: pueden diferenciar una persona de otra, distinguir músicas e incluso se ha demostrado que reconocen su propia imagen en un espejo. El propio Darwin (el mayor entusiasta de las palomas) le dijo a un amigo: "¡Tienes que ver mis palomas! Son, en mi opinión, el mejor obsequio que puede recibir un humano"

Si son unos animales tan inteligentes y beneficiosos, ¿a qué se debe tanto desprecio? Se suele decir que hay demasiadas (¿cuánto es demasiado? ¿y los humanos, no somos demasiados en este planeta?) y que ensucian (comparemos lo que ensucia una paloma en toda su vida con lo que ensucia un gamberro con un bote de graffiti en una noche) y sobre todo, que transmiten enfermedades 

Qué miedo, las enfermedades de las palomas. De las que puedan tener, el porcentaje que es transmisible a humanos es mínimo: chlamydiosis (por contacto directo), hystoplasmosis (tiene que ser un suelo contaminado), salmonelosis (tendrías que comer comida que tuviera guano de paloma), y prácticamente nada más. Todas estas cosas podrían afectar a cuidadores o criadores de palomas, ¡no a una persona que vaya por la calle!

 Y por supuesto, en el tema de las enfermedades, las palomas no tienen ni punto de comparación con el verdadero agente transmisor de enfermedades de nuestras ciudades, un animal que se cuenta por millones y que nos expone a muchos más peligros cada día: ¡nuestros vecinos humanos! Prueba a hacer cuentas de, entre las veces que hayas estado enfermo, cuántas veces te contagió otra persona ¡y cuántas una paloma!

 Y entre tanto, los dos machos de paloma seguían en su pelea hasta el agotamiento, picándose y empujándose fuera de la jardinera... 

 La paloma más oscura (arriba) estaba soportando estoicamente los ataques de la pálida, esperándola en el borde cada vez que la blanca hacía un pequeño vuelo

 La oscura cada vez atacaba con más vehemencia, dándole unos verdaderos golpazos a la blanca...

 ... hasta que ésta decidió abrirse paso entre las alas de la oscura y escapar antes de que le metiera un viaje aún mayor

Y así, la paloma oscura se quedó jadeando en su jardinera, recuperándose de la pelea y de su victoria: ¡ahora podrá disfrutar del sitio para anidar para él solito!

Toda una aventura justo delante de casa, que me permitió disfrutar aún más de estos animales que, lejos de "ratas con alas", han demostrado ser unas aves muy bonitas... ¡y entretenidas! La próxima vez que veas una, ¡piensa en todo lo que hay detrás de este extraordinario animal!

05 mayo 2014

¡Ornito-semana santa!

Una semana de vacaciones en primavera = ¡Una semana genial buscando animalicos!
Ese es básicamente el razonamiento que seguí cuando llegó esta semana santa, en la cual he tenido la suerte de ver un montón de bichos y descubrir sitios nuevos en los que no había estado. Algunos animales eran viejos conocidos (como el martín pescador) pero muchos otros eran nuevos para mí (como el bigotudo o la malvasía). Aquí van algunas de las muchísimas (miles) fotos que hice:

Nada más empezar las vacaciones había quedado con mi buen amigo Roberto Mayo, íbamos a hacer una excursión al estanque de la Casa de Campo, ¡y no decepcionó!

 Era una mañana radiante, y nada más salir del Metro nos encontramos con una bandada de verdecillos (Serinus serinus) que cantaban a primera hora del día

También nos cruzamos con muchas cotorras argentinas (Myiopsitta monachus)... son muy comunes, y por eso nunca les haces una foto: siempre piensas "Bueno, ya haré a la siguiente", y siempre acabas yéndote sin ninguna

Todavía era temprano cuando llegamos al estanque, y allí nos encontramos con uno de los más interesantes vecinos de esa zona: un bonito mochuelo (Athene noctua) que no esperaba encontrarnos allí: ese día no había nadie y el pobre se fue volando a otro árbol más tranquilo para seguir durmiendo






Pasamos toda la mañana en el estanque (unas 4 horas) y en todo momento estuvimos viendo cosas: yo  me temía que justo ese día el martín pescador (Alcedo atthis) decidiera no aparecer y que Roberto se quedara sin verlo... ¡nada más lejos de la verdad! Nos dimos banquete de verlo, la hembra fue sin duda la más colaboradora

 Se posaba en su palito preferido, controlando todo lo que había a su alrededor y preparándose para su certera zambullida... este es el momento que aprovechábamos para disparar a discreción, hay que decir que estas fotos están hechas sin camuflaje ni hide ni nada, está tan acostumbrada a ver gente que como nos vio quietos, no le importó nuestra presencia

Y cuando menos lo esperas... ¡Zas! Se tira a toda velocidad al agua, para sacar un pececillo que luego llevará a otra parte del arroyo... ¡observándolos nos dimos cuenta de que tienen un porcentaje muy alto de aciertos!

 Y cuando volvíamos después de una genial mañana, descubrimos esta ardilla roja (Sciurus vulgaris) en un pinar cercano... 

-¡Ñam ñam!- Resulta que se estaba comiendo esta rica piña, ¡la primera vez que veo una en pleno proceso de abrirla! Qué mejor final para la mañana

Sin duda una mañana estupenda (podéis ver aquí las fotos que hizo Roberto de ese día), pero al día siguiente tenía un objetivo igual de interesante: ¡la famosa Mancha Húmeda! Es un conjunto de lagunas cerca de Ciudad Real, en una zona de grandes campos de cultivo. Iba con mi gran amigo Rafa, mi primera visita a este sitio tan conocido por sus aves. ¡Desde luego mereció la pena!
Nada más llegar, el primer avistamiento: ¡un críalo (Clamator glandarius)! El críalo es un tipo de cuco precioso, con una bonita cresta y al cual nunca antes había visto... esta pareja que vimos revoloteando de arbusto en arbusto señalaba un buen comienzo del día
Los flamencos (Phoenicopterus roseus) se contaban por centenares en las lagunas... de vez en cuando aparecía un ciclista que los espantaba: ¡ideal para pillarlos en despegue! 

 En un carrizal cercano esperaba la siguiente mega-sorpresa: ¡un bando de bigotudos (Panurus biarmicus)! Primera vez que veía lo que para mí era un mito de las guías de aves

 Estábamos boquiabiertos, era una bandada enorme que volaba a nuestro alrededor, estuvimos cosa de una media hora y en todo momento andaban por ahí. Me quedé con las ganas de pillar a un macho en condiciones...

 ...¡pero esta hembra se resarció! Salió de la selva de carrizo para posarse en este fotogénico palito (¡que además hace juego con su plumaje!) y me permitió entarjetarla con un bonito fondo verde: mi dia de suerte, sin duda

La espectacular lavandera boyera (Motacilla flava), también nueva para mí, posó a plena luz en este tronquito descubierto

Al atardecer fuimos a otra laguna que estaba llena de malvasías cabeciblancas (Oxyura leucocephala), estas lagunas con malvasías son excepcionales, pues es un ave que está en crítico peligro de extinción (aunque se recupera lentamente). Aquí puedes ver a un macho ya en su plumaje de primavera con el pico azul profundo y la cola levantada.

Después de esa gran aventura pasé unos cuantos días en la sierra de Madrid, en Bustarviejo, donde también había llegado la primavera

 Como bien demostraba este petirrojo (Erithacus rubecula) que se desgañitaba en un robledal

¡y tenía una confianza inédita! Estaba tan ocupado en sus canciones primaverales que me permitió estar a apenas 3 metros

Las currucas carrasqueñas (Sylvia cantillans) estaban en pleno paso migratorio: ¡el campo estaba lleno de currucas! Todos los años veo alguna que otra, pero siempre durante un microsegundo, antes de que se vuelvan a los arbustos...

...pues bien, ¡este año fue la excepción! Esta curruca en particular salió dos veces de su arbusto, lo justo para cantar y meterse de nuevo: sin embargo me dio tiempo para soltarle una ráfaga durante esos segundos, ¡no me lo podía creer!

Y lo mejor es que la luz también estaba de mi parte, con unos tonos amarillentos del atardecer, ideal para poder ver bien todos los detallitos de la curruca (el anillo rojizo del ojo, la banda blanca de la bigotera, etc)

Pero lo más impresionante en confianza fue el caso de este escribano montesino (Emberiza cia) que encontramos cantando en una roca de media montaña sobre el pinar

Me fui acercando por detrás de una gran roca, y allí seguía cantando tan tranquilo... ¡cuando aparecí de detrás de la roca estaba justo allí, a unos tres metros! "Clac, clac, clac"... "¡llevo ya tres fotos, qué bonito es!" Entonces se gira, se me queda mirando y justo cuando pienso que va a alejarse...

¡Empieza a estirar las alas y las patitas! No me lo podía creer, y yo que creía que el escribano igual desconfiaba un poco de mí... estaba tan tranquilo que se puso a poner a punto su plumaje

Yo estaba que no me lo creía... la luz del amanecer, el bosque desenfocado como fondo, la roca con líquenes y musguito, el ala completamente extendida... parece que el pajarín me hubiera leído el pensamiento y supiera justo lo que quería para la foto, ¡mi encuentro preferido de todas las vacaciones! Pero más aun que la foto lo más impresionante fue disfrutar de su presencia y comportamiento natural

A escasos metros del escribano encontramos a esta belleza que jamás había visto: ¡el colirrojo real (Phoenicuros phoenicuros)!

Supongo que este visitante veraniego estaría de paso en su migración hacia el norte, aunque yo espero que haya decidido asentarse a criar... ¡desde luego lo buscaré!

Valle abajo se encontraba esta abubilla (Upupa epops) que estuvo descansando en este árbol durante un buen rato

Los roqueros solitarios (Monticola solitarius) del barranco de Patones han decidido reutilizar un año más el nido que ya usaron el año pasado... ¡sin duda debe ser un buen sitio, porque tuvo que espantar a un colirrojo que casi se le cuela dentro! Aquí le ves en plena búsqueda de bichitos para comer

Cerca de allí encontramos a este acalorado papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) que se refrescaba en un arroyito. ¡Menudo chapuzón se pegó!

Ya se iba acercando el final de las vacaciones y fui de visita a la Rioja, ¡donde apenas un par de noches dieron mucho de sí!

Aquí el tenor local era este diminuto chochín (Troglodytes troglodytes), habitante de un pequeño rincón de bosque a las orillas del Najerilla...

¡Que no tolerará ningún intruso! Y está dispuesto a dejarse las cuerdas vocales por ello, como pude comprobar un amanecer

¡Y más le vale cantar! Porque tiene competencia: este otro pequeñín vive apenas 100 metros río arriba

Y también es un cantor de lo más efectivo... cuando se posó en este tocón a unos 4 metros para cantar no me lo podía creer, las condiciones eran ideales para fotografiarlo y no digamos para escucharlo

Y justo al lado del chochín había un pedregal en la orilla con un montón de lavanderas blancas (Motacilla alba)... con mi red de camuflaje casera me puse a probar suerte durante un par de horillas: ya te lo puedes imaginar, ¡no se acercó ni una! Debían estar río abajo, y justo cuando estaba recogiendo las cosas les dió por aparecer... vaya cosas, jejeje

Cuando vino yo ya estaba sin el camuflaje... pensé que por eso se volaría, pero nada más lejos de la verdad: ¡se acercó hacia mí!

 Y durante una hora o así estuve dándome banquete de lavanderas, ¡hay que ver lo inquietas que son!
Vaya privilegio poder ver estos animales tan bonitos (e impredecibles) desde tan cerca

 También en la zona, en los bosques de Ezcaray, según íbamos dando un paseo vi que había unos pajarillos en la sombra, miré con los prismáticos y dije "a ver qué son est...¡CAMACHUELOS!". Estaba de lo más nervioso, era la primera vez que veía a estos preciosos fringílidos

 Los camachuelos (Phyrrula phyrrula) son todo un mito del bosque caducifolio, un bicho espectacular y muy difícil de fotografiar... fue un encuentro muy breve pero memorable

Y allí se quedó la pareja de camachuelos... ¡hasta la próxima!

Ya de vuelta en Madrid, tocaba despedir las vacaciones de la mejor manera, igual que las empecé: ¡haciendo una salida a la Casa de Campo!

 Los fresnos han echado hojas en cuestión de días, lo que viene genial a los mochuelos para camuflarse

 ¡Para mi sorpresa, los trepadores azules (Sitta europaea) han decidido quedarse a criar! Tanto que el otro día vi al macho dando cebas a la hembra: la nidada debe estar a punto de comenzar

 Por supuesto no podía faltar mi amiga la martina, que en esa mañana nublada me permitió hacer fotos distintas a las de otras veces

 Aquí puedes apreciar el gran contraste de colores entre la martina y las hojas verde profundo que hay atrás

Y para terminar la entrada, esta secuencia de las distintas fases de comerse un pececillo... primero vuelve con él al posadero, le da unas sacudidas para dejarlo KO y al final -¡Glub!- se lo traga enterito. ¡Ahora a pescar el siguiente!


¡Bueno, ya has visto la gran cantidad de cosas que se pueden ver en una semana de vacaciones! Entre estas y otras muchas cosas más que vimos y no pude poner aquí, puedo decir que ha sido una semana inolvidable y... ¡que esperemos que se repita pronto!