25 febrero 2015

Una mañana en el "bebedero" de Botswana ¡y mucho más!

En la entrada anterior ya os hablé de algunas de las pequeñas avecillas que habitan la naturaleza de Botswana, pero en los 10 días que pasamos allí encontramos muchas otras distintas. ¡10 días allí dan para mucho! 

Y qué mejor ejemplo que el más hermoso de los pajarines: el pico de cera azul (Uraeginthus angolensi)

Este pequeño monstruito es virtualmente imposible de fotografiar bien en los safaris: ¡no paran quietos! Además, como son tan pequeñajos, desde el coche siempre quedan muy lejos

Pero la suerte estaba de mi parte, porque en una parada en el bosque de Chobe, cuando teníamos que hacer el papeleo para entrar al parque, me fui a curiosear unos metros a pie por la zona... un pequeño charco entre las hojas secas era como un imán para (¡sorpresa!) el pico de cera azul
Y aquí sí que pude darme gusto de fotografiarlo hasta la saciedad... 

Lo mejor era cuando se posaba en las ramitas que rodeaban el "bebedero". En este encuadre lo ves asomando entre un marco natural, que demuestra cómo a pesar de ser un farol azul en el bosque, puede volar a esconderse en la inmensidad de hojas

Pero entre las ramas no solo aparecen pajaritos azules. También los hay rojos, como este bengalí de Senegal (Lagonosticta senegala), pariente cercano del pico de cera azul

Pero la mini charquita todavía guardaba un regalo... una visita de nada menos que la abubilla verde de bosque (Phoeniculus purpureus)

Con el tamaño de una urraca europea, es un animal gigantesco en comparación con los minúsculos picos de cera

Éste todavía no era adulto, tiene el pico todavía muy recto y corto... ¡pero el plumaje iridiscente es inconfundible!

Fíjate qué brillos, qué reflejos hacen las plumitas de la nuca y las alas. Un ave excepcional que además tiene una estructura familiar muy sofisticada: sólo cría la pareja "alfa", y tienen muchos asistentes que les ayudan a sacar adelante los pollos, pollos como éste que son la prueba de que el método funciona!

Tuve que dejar la pequeña charquita, pero cuando llegamos a la orilla del río Chobe, el espectáculo fue aún mayor:
Los llamativos cucales de ceja blanca (Centropus supercilliosus) revolotean enseñando sus alas naranja butano

El canto del cucal es, tal cual, el sonido del borboteo del agua cuando la dejas caer de una botella. De hecho, se asocia su canto con la llegada de la lluvia y se le apoda cariñosamente el "rain bird" 

El cuervo blanco (Corvus albus) despega para iniciar su patrulla diaria en la orilla...

Encontramos a este bulbul de pecho amarillo (Chlorocichla flaviventris) a la sombra de un árbol. Fue un ejemplo magnífico de cómo las aves de Botswana, gracias a la protección que tiene todo el ecosistema, se muestran completamente confiadas. ¡Más cerca imposible!

Nunca es fácil encontrar las pequeñas aves, y menos cuando se camuflan cual cameleón. El alzacola dorsirrojo (Cercotrichas leucophrys) es casi indistinguible de las hierbas secas que lo rodean

La tímida cubla dorsinegra (Dryoscopus cubla) también se esconde entre las hojas

Y para terminar, el simpático drongo (Dicrurus adsimillis). De acuerdo, no es el ave más colorida precisamente, pero no te dejes engañar por las apariencias: el drongo tiene una inteligencia extraordinaria. Y en el Kalahari, encontraron una nueva forma de comer gratis: quitarle la comida a los suricatas... cuando los suricatas cazan un insecto, el drongo imita el grito de un águila para que se asusten, salgan huyendo dejando atrás la presa ¡y quedársela él!

Pero los suricatas no son tontos, y se aprenden el truco. Imitar un águila ya no sirve... ¡toca pensar una nueva técnica!
Y entonces el drongo imita ¡la llamada de alerta de los suricatas cuando ven un águila! Los suricatas huyen despavoridos dejando las presas que acababan de coger para el drongo, que vuelve a ganar por segunda vez... ¡alucinante pero cierto!

Pero el drongo no es estrictamente negro. Cuando la luz le da en el ángulo justo, le resalta unos brillos metálicos en el pecho y las alas azulados preciosos. Una caseta del parque daba un fondo naranja que hace ese contraste tan curioso

¡Desde luego que la abundancia es tremenda, por muchos bichos que se dejen ver, siempre quedará un mundo entero oculto!
En la siguiente entrada, para ir terminando la serie de Botswana, un grupo de aves que hacen que la sabana esté completa, la alegría de los safaris: ¿sabes ya cuál? ¡Continuará!

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