30 julio 2014

Nuevo vídeo: "El Bercial, un lugar salvaje"

Hago una breve entrada para comentaros que ya podéis ver en Youtube un vídeo que he estado editando con tomas de las aves que he podido ver en mis visitas a El Bercial. La verdad es que cada vez me atrae más el tema del vídeo, ha sido muy divertido hacerlo y el resultado final (al menos para mí) es más entretenido que solamente fotos estáticas. Aparecen tomas de los primillas, martines, abejarucos y muchos más.
Aquí teneis el enlace para verlo: https://www.youtube.com/watch?v=YF_qeu0OPqc



Y aquí pongo algunas fotos hechas durante el "rodaje":

Rabilargo (Cyanopica cyanus cooki)



Cernícalo primilla (Falco naumanni)

Abejaruco (Merops apiaster)

Martín pescador (Alcedo atthis)

¡Entre las fotos y el vídeo, el Bercial está siendo toda una mina para mí!

17 julio 2014

Martines bajo la lluvia, chotacabras y el vuelo del aguilucho pálido

¡El Bercial es una mina! No hay momento que estés allí sin ver algo, ya sean los elanios yendo de un lado a otro, las garzas imperiales, e incluso las tímidas carracas despegando al paso del coche...
El mes pasado visité el hide del aguilucho lagunero, ¡aunque la verdadera estrella fue el martín pescador!

Entré al hide de noche, y estaba cayendo una tormenta como nunca había visto... en la oscuridad, se veían los rayos reflejados en las aguas de la laguna, y un par de segundos después un trueno que hacía vibrar el suelo del hide... la verdad, no se cuándo amaneció, porque estaba tan nublado que no podías distinguir la noche del amanecer... aquí ves a la familia de urracas (Pica pica), con sus espectaculares coloridos e inteligencia ¡hasta con el trípode las fotos quedaban movidas!

Según iba clareando, los silbidos de los martines pescadores (Alcedo atthis) resonaban por la laguna, y se empezaron a posar en sus posaderos de pesca... al principio estaban un poquito lejos, pero yo tenía una esperanza: la noche anterior habíamos colocado un posadero nuevo justo delante del hide... ¿lo cogerían?

Ellos seguían a lo suyo en los posaderos de lejos, era de lo más entretenido ver cómo se comportaban: aquí ves a un pollo pidiéndole al adulto que le cebe, pero ya están tan crecidos que los padres deciden que de eso nada... y a modo de respuesta le lanza un chorro de guano, ¡pobre pollo!

Y entonces oigo una llamada de martín a mi izquierda, miro el posadero de cerca y veo ésto... ¡se acababa de posar justo delante!

Rápidamente le metí zoom y le empecé a disparar ráfagas como el demonio: ¡lo bueno del cristal espía es que a pesar de tenerlo a 3 metros ni se inmutó!

Y entonces echa a volar... "ya lo he perdido", pensé. ¡Pero no! Al cabo de un segundo vuelve y con un pez en la boca, se había tirado a pescar. A pesar de llevar sólo desde la noche anterior, ya habían aceptado el posadero

Y no sólo eso, sino que también se posaban en las eneas de detrás del posadero, una y otra vez: ¡estaba que no me lo creía!

La lluvia no daba tregua, y ahí estábamos los martines y yo, esperando a ver si paraba... ¡pero mientras tanto yo me lo pasaba de lo lindo observándolos!

La verdad es que era una sensación rara, porque a pesar de estar viendo muchos pájaros (el aguilucho, la garza real, un críalo, zarceros, etc) la lluvia hacia que todo estuviera silencioso, y no oía nada más que el repiqueteo de la lluvia en el techo de madera del hide, algún trueno en la distancia y el silbido de los martines... bueno, y esta pobre tarabilla (Saxicola torquata) que vino a sacudirse el agua de la lluvia

Y de repente, miro a la orilla y entre las cañas veo una forma moviéndose... ¡era el rascón (Rallus aquaticus)! Este habitante del carrizo es muy tímido y raras veces sale al descubierto, ¡pero es que el Bercial es un sitio único!

Tanto que durante cinco minutos estuve viendo sus andanzas, a la vez que tenía los martines en el posadero, qué espectáculo

Sólo había visto a este animal una vez, en la Casa de Campo, pero fugazmente y ni me dio tiempo a sacar la cámara. Desde luego aquí me desquité, vaya recital

Y así finalizó mi estancia en el hide del lagunero: ¡vaya éxito! Al mediodía amainó la tormenta y por la tarde hacía un sol radiante, ideal para buscar al más camuflado de los animales de El Bercial: ¡el chotacabras!

Este chotacabras cuellirrojo (Caprimulgus ruficollis) estaba posado en una rama sobre el arroyo como si fuera un martín pescador, la verdad es que se camuflan a la perfección

Pero fue ese atardecer cuando verdaderamente me di un festín de chotacabras: les gusta posarse al atardecer en una pista hasta que cae la noche, pero esta vez todavía quedaban unos minutillos de luz y ahí estaba... me fui acercando como si no lo hubiera visto, parándome a ratos y apuntando con la cámara a otros sitios: ¡funcionó! Cuando estuve delante, me tumbé y le conseguí hacer esta foto en la cual se aprecia su hermoso plumaje: ¡un sueño hecho realidad para mí!

Y al amanecer siguiente, ya sin tormenta, me esperaba mi última oportunidad: una visita al hide de una especie que nunca antes había podido ver:

¡El aguilucho pálido (Circus cyaneus)! Esta imponente rapaz inverna en nuestro país pero raras veces cría en la península. ¡Pero como dije antes, El Bercial es único! 

El aguilucho pálido cría en el suelo, hace un pequeño lecho de hierbas y ahí mismo pone los huevos. En las llanuras naturales no debería haber problema, pero con la llegada de los humanos y las mega cosechadoras de escala industrial, a estas rapaces les ha salido un nuevo problema: las cosechadoras ni se molestan en parar cuando ven los nidos y los pollitos mueren bajo sus hojas

Pero por suerte en El Bercial, los esfuerzos conservacionistas permitieron que la cosechadora dejara una isla de vegetación donde crían los aguiluchos: ¡gracias a eso están sacando adelante una nidada! Y cerca de la isla de vegetación está instalado el hide desde el cual pude disfrutar de los vuelos de esta maravillosa rapaz

Se trataba de un macho adulto (de color pálido como bien indica su nombre) que había cazado un pajarillo y lo estaba trayendo al nido... pero como inteligentes rapaces que son, no entraba descaradamente a cebar, sino que para no dar pistas del nido, daba vueltas y vueltas para comprobar que no había depredadores observando

¡Y claro, yo me hinché a hacer fotos! Menudas garras tenía, y el pobre pajarín ya estaba completamente desplumado, ni idea de qué especie puede ser... ¡desde luego la oportunidad era perfecta, el macho pasó realmente cerca!

Tampoco hacía falta estar muy atento a ver si venían, porque cuando el macho traía una presa, hacía una especie de chillidito como de peluche que hacía que saliera la hembra a recibirle inmediatamente 

Distinguir machos de hembras es muy sencillo: aquí ves cómo la hembra (que salía a recibir la comida que traía el macho) tiene un plumaje marrón oscuro con franjas y listas, nada que ver con el azulado macho (que da el nombre en latín, Circus cyaneus, o "aguilucho ciáneo") 

Aquí ves a la hembra sobrevolando el nido, con las montañas y los olivares al fondo. En inglés se les llama "hen harrier", o "aguilucho de las gallinas", porque los aguiluchos habían aprendido que no hay nada más fácil que cazar las gallináceas que tenían los humanos para cazar. Esto les ha llevado a estar muy amenazados en Inglaterra porque los cazadores no quieren que nadie les quite "sus" presas (mucho énfasis en las "")

En cualquier caso, en el Bercial están a salvo y con unos padres tan atentos, seguro que sobreviven muchos de los pollos. Y qué mejor prueba que ésta foto del macho alejándose del nido sin presa ya: ¡salía a buscar la siguente!

Y así termino esta entrada, ¡como puedes comprobar no hubo un momento de tener la cámara apagada!

16 julio 2014

¡¡Abejarucos un año más!!

En nuestra última visita a el Bercial los abejarucos no tuvieron su día y sólo pude hacer dos fotos, pero este día la cosa prometía: hacía menos viento y los pollos estaban ya enormes... me metí en el hide deseando que ésta sí que fuera la buena... ¡y lo fue!

Todavía no había quitado la mosquitera de la ventana del hide cuando ya se posó el primer abejaruco (Merops apiaster)

La mosquitera hizo unos efectos de halos y aberraciones de color, y no pude ajustar el encuadre para que le qupiera la cola, pero solamente tener al abejaruco delante y poder sacarle alguna foto fue una experiencia espectacular. ¡Ver este bicho a esta distancia a través del visor de la cámara fue emocionante!

Para cuando quité la mosquitera, no les pude sacara foto en el posadero, pero sí en el nido que estaban atendiendo constantemente: aquí ves cómo brilla su plumaje con la luz del atardecer... parece emitir luz propia

La actividad era frenética, se posaban en todos los alrededores del hide con sus recién capturadas presas para llevarlas a los pollos del nido

Además de poder hacer fotos de los abejarucos desde cerca, la sesión de hide me permitió aprender muchas cosas de su biología: lo más sorprendente fue ver cómo éste nido no era atendido por dos padres, ¡sino por 3! La pareja reproductora tenía el apoyo de un ayudante (tal vez un juvenil del año pasado) que aportaba comida y hacía de centinela vigilando la entrada

Había oído hablar de este mecanismo en abejarucos africanos (carmesí), pero no tenía ni idea de que los europeos también usaran este método. Una prueba de la gran inteligencia de estas aves y de que el hide de los abejarucos es como un aula de biología (aunque más entretenido, jejeje)

Normalmente los abejarucos crían en taludes y cortados verticales donde excavan los nidos en horizontal... sin embargo las colonias de El Bercial anidan en el suelo del olilvar directamente... ¡es arriesgado, pero esta colonia tuvo éxito y sacó adelante los pollos!

Y de hecho, aquí ves a un enorme juvenil, asomando de su nido y esperando que vengan a traerle ricos insectos...

¡y los padres no tardan! Justo el cielo se nubló, permitiendo así que los colores del adulto brillasen como nunca... sin duda la mejor oportunidad de la sesión, hay que ver qué colores tienen estos bichos

Los abejarucos son habitualmente "despreciados" porque no son rarezas escasas ni sujetos demasiado difíciles de fotografiar... ¡¡a mí al menos me parecen las aves más bonitas de la península!! Y si no, mira este primer plano de las plumas de la cabeza, el ojo, el pico... ¡buf, es que son preciosos!

 Y ya terminada la sesión, según salíamos del olivar nos encontramos con uno de los más habituales habitantes de El Bercial, el pequeño mochuelo (Athene noctua) que a estas horas empieza a hacer su ronda de caza nocturna

¡Había un montón de mochuelos! Pero según pasábamos en el coche por delante de este nido, nos encontramos con una gran sorpresa: ¡había un enorme lagarto ocelado asomando del agujero del nido! Habría entrado a ver si encontraba algo de comida o refugio, pero por suerte los pollos ya habían salido del nido días atrás... ¡de hecho, en el mismo árbol, a un par de metros del lagarto, estaba un mochuelo de esa familia! Una situación de lo más curiosa

¡Por fin me había podido desquitar de los abejarucos! Cuanto más los veo, más los quiero ver... un animal verdaderamente excepcional del que uno no se cansa nunca

07 julio 2014

El gran potencial del primillar de El Bercial

Visto lo bien que nos lo habíamos pasado en nuestra anterior visita a El Bercial, decidimos que había que repetir, así que una mañana más me preparé para un día de diversión en este sitio tan alucinante que es el Bercial. Nada más llegar allí, entré de nuevo a probar suerte en el hide del primillar, por lo que parecía era la mejor fecha para entrar... yo pensé que sería difícil tener más suerte que la última vez porque para mí había sido espectacular, pero allí que entré: ¡vaya si hubo suerte!

La anterior vez los machos de cernícalo primilla (Falco naumanni) tardaron unos 10 minutos en aparecer... ¡esta vez a los 10 segundos ya había dos en el tejado!

Apenas llevaba un minuto en el hide y la actividad era tremenda. Vuelos, aleteos, persecuciones, y ésta era la causa: ¡los primeros pollos ya habían salido del nido!

Y no paraban de ejercitar sus alas y pedir comida a los adultos que venían sin descanso al primillar

Pero el problema es que todavía quedaban pollos bajo las tejas (más pequeños que los que ya habían salido) que tenían que ser alimentados, y los padres tenían que (irónicamente) esquivar a sus pollos para llegar a sus pollos

El tejado estaba repleto de primillas, tanto que ya ni cabían...

... y entonces uno decidió que estaba harto de tanto ajetreo y se posó en la tronca fotogénica que tenían colocada al ladoy que tanto quería yo que usaran: ¡por fin! Ahora el escenario ya no eran las tejas sino un bonito tronco natural

¡Ésta es la imagen que siempre me imaginaba cada vez que miraba el posadero! Lástima que nunca tenía pájaro encima, pero ahora por fin sí... ¡vaya ráfagas le disparé a pesar de estar inmóvil el primilla, la verdad es que me pudo la emoción!

Y poniendo el zoom al mínimo se puede apreciar el paisaje único de El Bercial, con el río y sus árboles y las colinas y campos al fondo... todo ello con un cernícalo en primer plano, que es lo que hace especial al Bercial, jejeje

Viendo el color de los cernícalos y el de las tejas, parece que estuvieran evolucionados para vivir en estos tejados. ¡Aunque en realidad, los primillas llevan viviendo desde muchísimos años antes de fabricarse la primera teja! Pero desde luego les vino que ni pintado

¿Y antes de existir los tejados artificiales, dónde criaban los primillas? Eso me andaba preguntando yo, y resulta que aún hoy en día existen muchas colonias que anidan en riscos, cortados y roquedos. A veces pensamos que los humanos somos imprescindibles para la supervivencia de estas aves tan asociadas a los ambientes urbanos, pero hay que recordar que antes de expandirse los humanos ya había primillares: ¡y seguramente muchos más!

Yo seguía sorprendido de la cantidad de primillas que había, cada pocos minutos se posaba uno a menos de 4m y todo el rato estaban revoloteando, entrando y saliendo del tejado... menuda nube de cernícalos

Los padres no paraban un segundo, todo el rato yendo a los campos a cazar y volviendo con nuevas presas... ¡ñam ñam, éste bicho amarillo debe estar de lo más rico!, pensarían los pollos

El pequeño gorrión común (Passer domesticus), a pesar de ser común, es una de las aves más bonitas que pude ver, sobre todo ahora que están con su plumaje primaveral: este macho cantarín se posó justo al lado del hide

Entre tanto primilla, de repente veo de reojo una forma que se posa en el tejado y empieza a andar a saltitos... ¿será lo que creo que es? Apunto la cámara y ¡sí, lo es: una abubilla!

La abubilla (Upupa epops) parecía como en su casa en el tejado del primillar, deambulando de un lado a otro al lado de los primillas como si fuera una más desde siempre... aunque resulta que era la primera vez que alguien la veía ahí

Sigo sin estar seguro de qué haría en el tejado, pero supongo que estaría curioseando a ver qué era tanto ajetreo y ya de paso viendo si podía sacar algún resto de comida de los primillas y estorninos. Aquí la ves mirando atenta el nido de uno de los cernícalos

Y allí seguía, a unos 5 metros de mí y sin sospechar nada del hide: ¡vaya buena sorpresa inesperada!

Aunque en realidad, lo más impactante de la sesión fue justo al principio, cuando todavía estaba amaneciendo y el primilla que tenía el nido más cercano al hide vino a alimentar a sus pollos...

¡¡Tenía un ratoncillo recién cazado en el pico!! Debía haberlo encontrado en los campos de cultivo y lo sujetaba fuertemente en su potente pico

Tan fuerte que, al apretarle la cabeza al ratón, a éste le había salido el ojo de la órbita y lo tenía fuera... la verdad es que es muy chocante, pero al fin y al cabo es el drama de la naturaleza y es 100% natural. Es algo que se lleva repitiendo día tras día y nos recuerda que los cernícalos son auténticos depredadores implacables

Y por si eso fuera poco, un pollo volantón espantó al padre, y éste se fue y tardó unos 5 minutos en mi volver. ¡Para mi horror, cuando volvió ya había degollado al ratón! Era impactante, pero me decía a mí mismo que esa carne iba a alimentar a unos pollitos de cernícalo primilla que sin esas comidas no sobrevivirían

Ahora sí, el macho consiguió llegar a su nido y dejar el pobre ratón que ya por fin sería devorado por los pollitos... 

Y con esta dura pero natural escena termino la entrada, ¡sin duda fue una mañana de lo más productiva! ¡La primavera va avanzando y los primillas parece que están teniendo éxito en sacar adelante toda una nueva generación de comedores de ratones!